viernes, 30 de abril de 2010

Atleeeeeeeti


El Atlético de Madrid se acaba de clasificar para la Final de la Europa League, la segunda final de este año. Quién lo diría a principio de año, pero ahí estamos. El equipo ha jugado un gran partido y ha sabido conservar la calma y marcar el gol que nos clasificaba.

Ahora solo queda disfrutar, podremos perder las finales (esto es un deporte) pero ya estamos ahí dando guerra y volviendo a optar a ganar un título 14 años después.
A disfrutar!

viernes, 23 de abril de 2010

Hoy hace los años este blog

Hoy hace los años (exactamente 2) este blog, ya van 170 entradas, este año parece que estoy un poco perro, pero ya os digo yo que llegarán tiempos mejores para http://www.nosinmiblog.es/


Hoy, también, es el día del libro, y aprovechando les voy a recomendar "Historias del Calcio".

Una recopilación de artículos del periodista de El Pais, Enric González, en los que cada lunes escribía una columna sobre la jornada en el Calcio italiano entre los años 2003 y 2007.

Aquí van unos fragmentos:

"(...) El Génova, un histórico del calcio, celebró en junio el ascenso y acto seguido fue condenado a seguir penando en los abismos, por amañar un partido con el Venecia; los aficionados, como es de ley, incendiaron la ciudad. El Torino, otro histórico, fue también enviado a las mazmorras clasificatorias por falsificación grosera de balances; los aficionados intentaron linchar al propietario después de incendiar la ciudad. El Lazio, con una deuda fiscal de 23 millones de euros, fue perdonado: a nadie le pareció buena idea que los laciales incendiaran Roma (...)"

"(...)Dinero, celebridad y comodidad son las tres llamadas irresistibles de los tiempos que corren. Existe, sin embargo, un tipo que no cedió al reclamo y prefirió, en cambio, un sueño. Se llama Cristiano Lucarelli (...) Pagó mil millones de liras, digamos cien millones de las antiguas pesetas, por una oportunidad: la oportunidad de realizar sus sueños y pasar a la historia. Y no falló.
Entre quienes guardarán en la memoria las gestas de Lucarelli no figuran, seguramente, los aficionados del Valencia, que le soportaron durante una temporada mediocre en 1998-1999. (...) Su carrera internacional terminó en 1997, cuando, con la Sub-21, marcó un gol a Moldavia y se quitó la camiseta azurra para mostrar a las cámaras de televisión, en riguroso directo, la que llevaba debajo: una con la efigie del Che Guevara. Por alguna razón, aquello molestó a la Federcalcio. No volvió a ser convocado, ni con los jóvenes ni con los mayores.

Lucarelli es de Livorno y comunista, lo que equivale, casi, a decir de alguien que es de Osaka y tiene los ojos rasgados. El Partido Comunista Italiano nació en Livorno, el puerto industrial de Toscana, en 1921. (...) El niño Cristiano estuvo rodeado desde el principio de banderas rojas, por el PCI, y granas, por el Livorno. De mayor quería ser el delantero del Livorno que marcara el gol del ascenso a Primera. Hoy recuerda que, pese a su pasión total por el Livorno, tenía una esquina del alma con los colores del Inter, "porque ellos tampoco ganaban nunca". Lo cual da una idea del personaje y del Livorno, una de las sociedades con menos historial del calcio. Ganó una Copa en 1987, y ya está. Por resumir: desde 1949 merodeaba entre Segunda, en las temporadas triunfales, y Regional, en las normales.
En primavera de 2003, Lucarelli estaba en el Torino y su representante, el abogado Carlo Pallavicino, le estaba buscando nuevo equipo. Las ofertas, todas de clubes de Primera, eran razonables: casi un millón de euros por año. Pero resultó que el Livorno subió a Segunda. Y Lucarelli le encargó a Pallavicino que le encontrara un puesto en su equipo del corazón, donde no había jugado nunca. El Livorno no podía pagar más que unos cientos de miles. Lucarelli aceptó (...) Lo que ocurrió después fue que Cristiano Lucarelli volvió a su ciudad y vistió el grana de su equipo convertido en el jugador mejor pagado del Livorno y en símbolo del sueño secreto de decenas de miles de livorneses: poner el pie en Primera, 55 años después. Lucarelli, un hombre con más pasión que capacidad reflexiva, se echó la responsabilidad a la espalda como si nada y jugó como nunca en busca del sueño de su infancia.
El día en que marcó el gol número 25 de la temporada, el milagro estaba hecho. El Livorno ascendió. (...)
Cristiano Lucarelli es un tipo que ha cumplido sus sueños, que vive entre los suyos y que será recordado por muchísimo tiempo en su ciudad. Y sólo ha pagado mil millones de liras por todo eso. (...)

"(...) Lo del baño ocurrió el 10 de diciembre, inmediatamente después del primer derby de la temporada. Delio Rossi, el entrenador del Lazio, prometió a sor Paola, monja de gran autoridad entre los tifosi del equipo, que, en caso de victoria, se daría un chapuzón en la fuente del Gianicolo. No le importaba el frío: (...) Esa misma noche, con el cuerpo caldeado por la victoria, el técnico subió al Gianicolo y, rodeado de cámaras, se zambulló en el agua. Concluida la experiencia y bien envuelto en un albornoz, comentó que el agua de la fuente no estaba tan fría como esperaba.
A la mañana siguiente, el diario El Romanista (el nombre hace innecesaria una explicación sobre su tendencia) salió a la calle con un titular en romanesco: "A Delio Rossi, ce sei cascato!". ¿En qué trampa había caído el pobre Rossi? El diario lo explicaba con todo lujo de detalles.
Según El Romanista, en cuanto el árbitro silbó el final, unos 40 romanistas corrieron hacia el Gianicolo y descargaron su frustración sobre la fuente. Por decirlo de otra forma, orinaron en ella hasta deshidratarse. Poco después llegó Rossi. Y encontró el agua calentita. (...)"

"(...) Garrincha era cojo, ignorante e inestable; Maradona era cocainómano; Best era juerguista y alcohólico: hablamos de tres dioses imperfectos que fueron incomparables en el terreno de juego y, sin embargo, flaqueaban en la vida. Cruyff sólo jugó de verdad durante seis o siete años y se dosificó de forma casi mezquina; Beckenbauer se refugió en la comodidad del mando y la defensa; Pelé acumuló un prestigio eterno mientras jugaba en un equipo discreto, el Santos, y se rodeaba en la selección de jugadores casi tan grandes como él; el gran Di Stéfano lo fue todo en un Real Madrid inmenso, pero nunca se enfrentó de verdad a la prueba de un Mundial: hablamos de jugadores extraordinarios que, además, entendieron que más allá del sudor y el arte había negocio, política. (...)"

Un gran libro.

sábado, 17 de abril de 2010