lunes, 29 de diciembre de 2014

Es hora de volver



"I´ll be back"
Terminator



Mayo de 2007, Fernando Torres, símbolo rojiblanco coge un balón en el centro del campo, y sale directo a la portería contraria, llegando al área, mira a su alrededor para intentar pasar el balón, pero no hay nadie, aún así sigue hacia delante, pero Puyol y Zambrotta le roban el balón, e impotente se queda mirando a sus compañeros que no han pasado del medio campo. En ese momento el atleti iba perdiendo 0-4 (al final fueron 6), pero aún así Torres quería seguir luchando, pero se dio cuenta que el era el único, que los demás estaban derrotados. En ese momento decidió que tendría que salir para progresar, que si quería ser mejor jugador no podía encabezar el enésimo proyecto con los Maniche, Eller, Seitaridis de turno.


Ahora 7 años después vuelve. Como dijo cuando se marchaba. Ha vuelto uno de los nuestros, uno de los mejores jugadores del club.


He leído en un tuit que "se fue pronto y ha vuelto tarde", pero da igual, como he puesto es uno de los nuestros, y ahora nos necesita para volver a ser el que era. Y con un equipo competitivo y con ganas de ganar, aportará mucho y seguro que tanto el equipo como el jugador se harán mejores.

No he vuelto a ir al Calderón a ver al atleti desde aquel lluvioso 20 de mayo de 2007. Es hora de volver.

Torres ha vuelto, así que yo volveré al Calderón.



lunes, 22 de diciembre de 2014

El revolucionario



"Los que hacen imposible una revolución pacífica harán inevitable una revolución violenta."

John F. Kennedy


Apurando su última cerveza, miró el reloj, la una de la madrugada. Daniel calculó que si quería estar temprano en Madrid tendría que salir enseguida, sabía que tendría que parar a mitad de camino, y lo mejor sería que lo hiciera de madrugada en una estación de servicio.

Lo tenía claro, sabía que terminaría en la cárcel, pero por momentos pensaba que la cárcel sería mucho mejor que este pueblo sin futuro, esta cárcel que le deparaba el futuro, sin trabajo, sin recursos, en una región olvidada, fría y dura. También sabía que sacarían a la luz sus problemas psicológicos, que lo tildarían de loco, pero él sabía que no lo estaba.

Mientras apuraba su último trago libre, y quién sabe si vivo, repetía en su mente lo que había oído una y otra vez en las tertulias llenas de vocingleros que desde sus sillones e iPhones dan lecciones de moral al resto de españoles. Le repateaba escuchar que España no puede estar tan mal ni haber tanto paro y miseria porque no hay una revolución cada día, y no se rompen escaparates ni se saquean tiendas. Pero esos son los mismos que dirán, que su acto es una ataque a las instituciones y a la constitución, que rompe la paz, que eso no son formas, que la convivencia es lo más importante.

Por eso estaba harto, hay una revolución por hacer y él sería el detonante. Ya había visto como se hacía una bomba y creía que ya sabía hacerla. Tenía claro el objetivo.

Acababa de pagar y estaba sentado en el coche, tardó unos segundos en arrancar el coche, pero no quiso pensarlo y arrancó, si lo hubiese pensado un poco más se hubiese quedado en casa, pero ya no había marcha atrás.

Al día siguiente todos hablarían de él.