lunes, 2 de agosto de 2010

La despedida


Fe del converso: dícese de la persona que exagera y se excede en sus manifestaciones de adhesión a su nueva fe, en el intento de mostrarse al exterior como el campeón en la defensa de los principios recientemente adquiridos para que nadie albergue la más mínima duda de su inquebrantable firmeza y lealtad a la causa, queriendo hacerse perdonar sus orígenes heterodoxos.

Raúl creció en una familia de atléticos, siempre soñó jugar en su amado Atlético de Madrid, pero por cosas del destino (bueno quién dice destino dice al infame Jesús Gil) terminó jugando en el archi-enemigo. Para un joven criado en los valores de la familia rojiblanca, tener que jugar en el equipo que siempre odió, tuvo que ser duro, y más por culpa de unos dirigentes ineptos.

Desde ese momento se juró que lo pagarían, que llegarían a odiar el día que decidieron que había que disolver todas las categorías inferiores del Atlético de Madrid, y la mejor manera que encontró fue ganarlo todo (porque no hay mayor palo a los atléticos que las victorias del Madrid) y convertirse en leyenda de su nuevo club.

Pero "su" club le ha traicionado, sin anuncio oficial y ante solo 300 personas, Raúl, la leyenda viva del madridismo, se despidió del Real Madrid, y forzado a marcharse, ha recalado en el Schalke 04 (donde triunfará no lo dudéis), y donde ha encontrado un nuevo acicate, enfrentarse al Real Madrid, y si esto llega a ocurrir, Raúl saldrá victorioso tampoco lo dudéis.


P.D. La foto es a mala idea, porque tantos años sufriendo el "raulismo" no pasan sin dejar marca.