CONTADOR, con sus afirmaciones, ha condenado a ganaderos, carniceros y veterinarios, poniendo en tela de juicio su honestidad y profesionalidad. Todos sabemos que el supuesto solomillo no tenía clembuterol. Él sabe la procedencia del broncodilatador en su organismo. Yo me la imagino. A pesar de lo que le dicte su abogado y opine algún majadero con responsabilidades políticas, la carne que se comercializa en el País Vasco carece de clembuterol y todos los años, de lo que se producen detenciones, es de falsos deportistas, no de malos ganaderos. En 2009, de las 14.179 analíticas realizadas en España dentro del Programa Nacional de Investigación de Residuos, no se ha detectado ni un solo caso positivo al clembuterol y de las 286.748 realizados en el mismo Programa en 2008 en Europa, sólo una muestra italiana dio positivo. Además, todos los animales en el matadero, todos, pasan el control veterinario. Entérense el laureado Contador y sus corifeos, que diariamente, miles de veterinarios controlamos los animales que se van a sacrificar y los que ya están en las salas de despiece o en las carnicerías, como esa de Irun. Y miles de ganaderos honestos se enfrentan diariamente a los "puertos de primera categoría" que suponen la selección, cría, alimentación y venta de sus productos, carne, leche y huevos, con los máximos parámetros de calidad y honestidad. Y otros tantos carniceros ofrecen a sus clientes lo mejor. Intentando defenderse de su positivo, nos ha perjudicado a todos gravemente. ¡Patriota! Ignoro los criterios que utilizan los federativos que le han juzgado, ni a qué político obedecen ni siquiera cuáles son sus competencias. Si le han absuelto, enhorabuena. Lo puede celebrar comiendo carne, alimento de primera calidad y le invito a que la compre en Irun y de paso, cambie de asesores, el médico por anticuado y el abogado, por simple. Ah, el clembuterol afecta a la libido, seguro que no se lo habían dicho todavía.
Visto vía Ciclismo 2005, donde a través de los comentarios pude ver un post muy ilustrativo del dopaje y el fútbol:
La ciencia ficción deportiva está ahí fuera
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