sábado, 30 de mayo de 2015

Pitos

También, extraño en mi tierra 
Aunque la quiera de verdad 
Pero mi corazón me aconseja 
Los nacionalismos, ¡qué miedo me dan!

Bunbury. El extranjero



La nación no se elige, me diréis que la familia tampoco, pero mis padres me han hecho sentirme muy querido y muy orgulloso de pertenecer a mi familia, sin embargo España y menos esta España enfrentada, corrupta, con líderes ineptos cuando no estúpidos, con unos conciudadanos que permiten con sus votos la corrupción de quienes les gobiernan (un saludo a Andalucía, Valencia, Madrid y Cataluña) nunca me han hecho sentirme orgulloso de ser español.

Yo me siento español, porque lo soy, aunque nunca he sido nacionalista, nunca. He leído, no tanto como hubiese querido, he viajado, no tanto como hubiese querido, y nunca he sentido la necesidad de ponerme banderitas y nunca he despreciado a nadie que no siente su nacionalidad como yo la siento.

Por eso me parece una falta de respeto silbar el himno, cualquier himno, pero bendita falta de respeto. Es una falta de respeto a la que tienen derecho, pueden expresar con algo tan inofensivo como un silbido su malestar, el que sea y de donde venga. Qué piten, tienen derecho a ello. De hecho, hace 40 años no se podía expresar así tu malestar, así que no viene mal un poco de libertad.

Por eso, escuchar las estupideces que se están diciendo a cuenta de los pitos, me producen vergüenza,
cerrar el campo, que no jueguen, que no vayan al estadio ... Es simplista. Me hacen sentirme menos orgulloso de ser español.

Quieren que todo el mundo se sienta como ellos a través de las prohibiciones en vez desde la integración y el respeto. Y eso es lo que falta, respeto, por parte de todos, de los que silban y los que quieren prohibirlos.

Aún así, ¡pitad, malditos! tenéis todo el derecho.




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